viernes, 3 de diciembre de 2010

Silencios que hablan

A veces pienso que todavía le debo algunas noches a el silencio, a esas miradas hacia adentro, ese cerrar los oídos y todas las demás percepciones a la vez y escuchar esa radio emisora interna que parece relatar lo que ve desde un lente ondulado que se fue poniendo así con los años, porque antes… antes era liso. Poco a poco, voy escribiendo estos últimos tiempos y empiezo a sentirme, cada vez más, un escritor. Digo: cada día escribo peor, pero lo cierto es que cada día cumplo más y mejor el rol de escritor, me doy cuenta de que antes escribía para alguien, para que me vieran, pero con el paso del tiempo, dejé de intentar hacer de la escritura una cartelera de mí mismo y pasé a encontrar un placer íntimo por expresarme por medio de la escritura, porque claro: hay miles de maneras de expresarse, eso de dejar el sentimiento sobre una cosa, en un lugar, pienso en el tipo que hace un graffiti en una ciudad, de noche solo, escondido, cuidándose de la cana y no se lo cuenta a nadie, entonces es un anónimo para el resto de su vida lo hace para él, le interesa expresarse porque quiere que los demás lo sepan , pero a la vez solo lo hace por si mismo. Del mismo modo quizás una mina que se va de viaje sola a otro país y se toma la molestia de sentarse sola en un bar de noche a tomarse una cerveza, entonces agarra una servilleta de papel, saca una lapicera del bolso y escribe Roberrrrrrrrto te amo… si, así con puntitos suspensivos, lo hace por ella, a Rober le chupa un huevo, no se va a enterar nunca de hecho, él ahora está en la casa que comparte con ella, disfrutando de esos benditos 5 días de soledad que le vienen de maravilla porque desde que esta con ella, hace 2 años, no encontró ni un momento extenso y relajado de intimidad y por más que todo este tiempo sintió que con ella era feliz, ahora que se fue unos días se dio cuenta de que medio que tiene los huevos hinchados, entonces ahora mismo está tirado en el sillón frente a la tele mirando un DVD de Roxete con una birra en la mano mientras sube por su derecha el humo de un faso gomoso que descansa en el cenicero, levanta las piernas un poquito y se tira flor de pedo que hace resonar la cuerina del sillón y saben que…? se lo dedicó a ella… Eso también lo hizo por él nuestro queridísimo amigo Rober, se caga en ella, de la misma manera en que yo en este preciso momento, mientras escribo esto, se que los estoy puntuando como el orto y me cago en vos que lo estas leyendo. Por eso digo, una de esas soy cada día más escritor, incluso más que músico, aunque canto, me parece, menos peor de lo que escribo, pero eso también me chupa un huevo. Con todo esto, lo cierto es que parece existir una trama interna legítima, propia, el placer propio, el amor a uno mismo (Ohhhhhhhhhhh!!!), esto que parece una boludez grande como el cielo en realidad no es más que una realidad absoluta, tal vez la realidad absoluta. Bah… o por lo menos para mí que las personas que más me gustan son aquellas que se encuentran más cercanas a su legitimidad. Aunque esto puede ser de diferentes maneras, pero mientras más cerca están de su centro más me atraen, entonces entro en un brete y dejo de escribir porque empiezo a pensar que estoy intentando ser legítimo para agradarle más a los demás o quizá sea como dice La Agrado que uno es más autentico cuando más se parece a lo que soñó de sí mismo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Perfil


Soy un marinero desventurado por sentencia de un divino sin licencia que me toco en suerte (mala suerte…). Soy un número más en Argentina, en Buenos aires, un decorativo en Longchamps. Soy un paciente eterno de que nunca se deja atender, soy un preso de mis miserias y de mi ilusión (un maldito ricotero más en este país), un hombre libre de la intuición. Soy un ángel desalado en una tierra de buitres, soy un buitre retirado de las pistas de la piel. Soy un salpicón de notas en un pentagrama invisible, soy terreno fértil de las buenas intenciones y de las canciones que andan volando por ahí. Soy amante de las mujeres desenvueltas y de los hombres que no temen a decir la verdad, mas también les regalo mis plegarias a aquellos hombres y mujeres que mienten con la sinceridad de un niño. Soy comerciante, pollero (quizá es lo que más soy en este mundo: un parco sonriente que anda el conurbano tratando de embocar cajones mientras escucha la radio (o viceversa)), soy barquero de mis remos y mi vida y siempre voy hacia mi destino (esa es toda mi empresa); sé muy bien que el único destino cierto es la muerte, quizá por eso no le temo y vivo como vivo; soy un malviviente… Soy un pecador en recuperación, pero soy de los peores: yo nunca lo hice por necesidad, siempre lo hice por placer. Soy una caja de sueños perdida en un sótano que no se abre desde fines de los ’70, es por eso que busco que me encuentres. Soy un animal nocturno que no le quedó otra que aprender a madrugar. Soy un cuestionario abierto que se pasa la mayoría del tiempo encerrado, soy mas rápido que un mago con las manos, soy experto en el arte de ocultar, pero soy tan torpe que luego se me caen las cosas y no hay una vez que no me descubran. Soy un loco que se siente sonido. Soy un tipo enamorado de la vida, así de mierda como la ves.

Atentiiiiiiii!!! Este texto que escribí para mi perfil, está sujeto a la suerte cotidiana y por lo tanto a constantes modificaciones...

Que les garube finito, siempre suyo (de culo pa' delante).

                                                    Pepe, El Lunfardero

viernes, 5 de noviembre de 2010

Domingo por la tarde

Me preguntaba que es lo que le pasa a un tipo que ya siente que se está viniendo grande cuando la pequeña insolencia parte a un viajecito de cuatro días y se encuentra en la soledad confusa de un domingo después de no menos de cuatro meses, entonces desempolva el último disco de Bunbury y lo deja girar como una ruleta de sensaciones en el stereo del auto como no lo hace desde hace bastante tiempo ya; no porque a ella no le gusta mucho (que de hecho es una verdad), sino porque gusta de hacerla sonreír con la música y sabe que a la niña, ciertamente, hay cosas que la alegran mucho más que la impostada voz del aragonés errante.

Es domingo denso en la ciudad de los pobres corazones y el celeste del cielo parece querer teñirse de ceniza, como vaticinando una tormenta, algo que, probablemente, no estaría nada mal que se concretara, hace algunas semanas que no cae la liquida bendición del cielo y puede que se empiece a notar demasiado. El disquito destila altos niveles de fidelidad y se funde en la imagen del día como una banda sonora perfecta, alcanza a apoyar su verso justo en medio del pecho podría decirse, ahí: entre las tripas, los pulmones y el corazón y aparece después de un rato de andar la desoladora sensación de que, tal vez, no habrá este domingo un valle de sonrisas prestadas donde dormir el desasosiego del retorno a la soledad.
Para un tipo que a coqueteado profundo con la soledad al punto de casi convertirse en un solterón eterno, ese estado tiene un porcentaje de adicción bastante alto y como toda adicción, es quizá, algo de lo que nunca se esta del todo curado… (Ya se que no te gusta que hable de uno, pero tomémoslo como una licencia que me tomo por esta vez para compensar que tu boca está bastante lejos como para actuar sobre la mía). Hablaba de que para un hombre que ha tenido que aprender que para poder andar ciertos cielos hay que entender que el diablo de esos mundos lleva debajo de la cola dos nalgas bien duras y en medio de ellas un retazo de encaje negro y que muchas veces hay que permitirse compartir esos momentos que, antes, daban tanto placer transcurrirlos en soledad, un domingo a solas es un lugar bastante extraño… Decide entonces ir a visitar a sus madres; no porque sea mejor que no hacer nada, sino porque puede que no haya nada mejor que pueda hacer; pero quizá sea mejor escupir un poco de veneno antes, entonces busca la mejor sombra como parar el auto y escribir un poco. Siempre viene bien hablar un poco con uno mismo y más cuando es debajo de una hermosa y tupida sombra, a dos cuadras de la casa de su progenitora universal y con Bunbury cantando de fondo.

martes, 19 de octubre de 2010

Pelotudo...

Tengo algunas palabras trabadas en las mejillas, casi a punto de salir. ¡Bronca! Quizás eso es lo que siento. A veces me es mucho más fácil escribir algo encriptado, pero me doy cuenta de que aunque la estética y la sugestión son cosas que me parecen básicas y elementales del arte hay veces que no alcanzan y uno se ve en la obligación de caer en recursos mucho más explícitos. Cuando me pasa esto, siempre recuerdo un día en que vi a Fontanarrosa en una conferencia de prensa defendiendo las “malas palabras” bajo el concepto de que hay palabras a las que no se pueden reemplazar por otras, por más que aquellas otras suenen mucho más “decorosas”; decía entonces que cuando uno cree que alguien es un “pelotudo”, no hay otra forma de llamarlo, no hay un reemplazo a esta palabra valido en forma, intensión e impacto a la hora de calificar a alguien que así se lo perciba.

Precisamente eso es lo que siento, no puedo reemplazar el sentimiento que tengo por algo más decoroso, por más que pueda ver desde mi lugar la historia entera de lo acontecido, por más que pueda, en lo profundo de mí mismo, perdonar y evitar levantar el dedo para juzgar, me resulta imposible dejar de sentirme decepcionado, de sentirme involucrado y con deseo de involucrarme, de sentir (incluso) vergüenza de género… y eso en sí mismo es algo que me ofusca de sobremanera.

No soy un tipo machista o por lo menos, más allá de las bromas que pueda hacer cada tanto, no me considero; pero si soy de los que creen que el ser humano que nació con pelotas se debe comportar como un macho y que los machos, llegado el momento, tienen que poner las pelotas sobre la mesa y cumplir con su rol, que cuando toca perder hay que mirar de frente el horizonte y bancarse lo que se viene aunque traiga una tormenta, que las mariconadas hay que guardarlas para la alcoba (si es son de nuestro gusto) y que en cualquier situación de la vida, llegado el caso, las mujeres y los niños van primero…

Hoy viví un momento de mierda y tuve que corroborar en carne propia que las mariconadas y los caprichos de un pelotudo no valen la mirada triste de un pibito yéndose de su casa para siempre, ese segundo en que la vida le cambia, esa imagen que no se va a olvidar nunca, esa boludez innecesaria que lo expone a la escena de saludar por una ventanilla a sus amiguitos del barrio que gritan su nombre mientras el se va… Todo por dos putas monedas a las que te agarraste como si eso te va a devolver lo que ya se te fue…


Tenía razón Fontanarrosa: la palabra ”pelotudo” es irremplazable…

Va este simpático videito acompañando, como para aflojar un poco la tensión...
 

jueves, 7 de octubre de 2010

Bienaventurado seas



Mentiría si dijera que no tengo la sensación de estar despidiéndome. Aunque te parezca extraño, no me atormenta. No se bien de que modo, pero, desde un tiempo hasta acá se me instaló la idea de que gran parte de las cosas con las que nos rozamos están de paso, solo gran parte eh… Digo: hay algunas cosas que no están de paso y no me gustaría que lo estén y si, bien, es cierto que entre el deseo y la realidad hay millones de vida de por medio, siendo que el factor común en los deseos es de gran amplitud, hay algunas cosas que (gracias a Dios…) se mantienen a resguardo. Con todo, lo cierto, al menos para mí, es que la mayoría de las cosas en esta vida, así como tiene una fecha de gestación, tienen también una fecha de caducidad. Llegan y se van, solo ocupan una parte de en la línea de tiempo de mi vida y yo en la de ellas; A veces calan profundo, otras veces no tanto, algunas otras son como una brisa que apenas entibia o refresca el aire, pero siempre o, mejor dicho, la mayoría de las veces se desinstalan, increíble y velozmente.

En un principio me quedaba un gusto a madera húmeda y oscura en la boca… una angustia de carne muerte cada vez que algo se alejaba de mi vida o mi vida de algo, pero con el paso del tiempo y la repetición de los sucesos (no se si por ley de atracción o que…) comprobé con grata sorpresa, que el hecho de despegarse rápido de las cosas que quieren irse o que de hecho ya se marcharon tanto como de aquellas a las que yo mismo quiero dejar, da paso a que en su lugar, o a consecuencia de su partida, llegue para instalarse algo que viene a traerme mucho placer y que termina por hacerme olvidar de aquello a lo que en algún momento había querido abrasar hasta el punto de no dejarlo partir una vez llegado el momento.
La vida es un espectro muy grande, es una infinidad de posibilidades y, aunque me cueste aceptarlo, soy sumamente conciente de que, a pesar de mis esfuerzos, no voy a llegar a vivir siquiera un dos por ciento de las cosas que valdrían la pena vivir y entonces, cada tanto, cuando me veo en una situación que me incomoda me pregunto: “¿por qué estar pasando por esto que ya no siento que valga la pena? Y entonces me digo, automáticamente: “esto caducó…”; empiezo a fantasear con paisajes nuevos, espío por la ventana y casi puedo verlos, abro la puerta, pienso en mirar hacia atrás y en mi imaginación mi cabeza se da vuelta para ver la imagen en sepia de escena marchitándose, pero en la realidad nunca gira. Miro hacia delante, doy un paso, cruzo la puerta que el viento cierra tras de mí y ya estoy en otro lado. Apenas queda un pequeño resabio de vértigo en el alma del esternón… exhalo expulsando, levanto la vista, una nube se mueve con el viento, aparece el sol, calienta mi frente y casi puedo sentir su bendición, me cargo la mochila al hombro y vuelvo a andar, queda todo un mundo por descubrir. Bienaventurado seas.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Insolencia


Lindo recuerdo de una noche del otoño,
cuando volvíamos las calles más oscuras.
Hubo silencio porque aún no era momento,
Ya ves, bastó, dejamos el telón abierto…

Yo vi volar tus brazos en un baile,
Sentí el sabor, adictivo caramelo.

Te dejé líneas para que sigas mis huellas
Y te encontré parada, justo frente mío.
En los recuerdos me cerraron ya las cuentas,
Bebí tu boca que fue la llave de arranque.

La vuelta tan extraña y tu cintura…
El sol y nuestros ojos aún abiertos.

Todo se cocinó en los minutos justos,
me clavé tu espina hundiéndola hasta hueso.
Y se hizo clave en el silencio tu nuca, primavera
y me consumiste mi sustancia, vi tus ojos enviciados.

Insolencia…

 
…El juego del ratón y la trampera…
…Tus piernas y mis ojos endiablados…


Robamos fruta al árbol por más de una luna
Llego el invierto y floreció la primavera.
Tu boca habló y cambio la escena para siempre.
Y allá en el muelle, confesé estar hasta el cuello…

Imágenes traídas de algún sueño,
Quedó grabado, será inolvidable…


Todo se cocinó en los minutos justos,
me clavé tu espina hundiéndola hasta hueso.
Y se hizo clave en el silencio tu espalda y un susurro
y me consumiste mi sustancia, vi tus ojos enviciados.

Insolencia…

jueves, 9 de septiembre de 2010

Toda una vida




Veo, ahí se pierde la huella, ya.
Veo distancia, proximidad…
Veo en tus ojos, ya no me ven.
Veo, te abrazo y no tengo piel.


Como un cuadro que envejeció,
como agua que siempre va.
Como tan lejos y siempre acá.

Toda una vida, vos qué verás?


Ahí una curva, no me ves más.
Ahí te busco, sin encontrar.
Ahí una noche que se hizo sol.
Ahí nos vemos y es todo igual.

Como una especie que se adaptó.
Como un refugio que siempre está.
Como tan cerca y tan ajeno…

Toda una vida, qué verás hoy?



Como te voy explicar todas las vueltas que ya di…. (?)
Y ahora me toca entender que quizás no estás en mí.
Como puedo desde mí darle lumbre a tu ceguera… (?)

Si me buscas aquí estoy, en la búsqueda tal vez.

martes, 31 de agosto de 2010

Como la flor en el cemento...


Y ese silencio desplegado en varias formas es la falta de la certidumbre, en los ojos ese filtro granulado, en las manos esa inmovilidad. La riqueza prometida a una distancia desmedida, lo más puro de lo oscuro es, también, un gran lugar de creación. Ese paso hacia dentro es, también, un lugar adonde moras y reconocerlo es arrimar una pieza más al rompecabezas siempre deseado de la entereza. (...) Que ser uno, tal y como ya te lo he expresado en otras oportunidades, no debe confundirse con ser solo un ser y de una pieza uniforme… Se trata de aceptar la infinidad de rostros que laten dentro de nuestra existencia al mismos tiempo que, constantemente, damos a luz y por tierra a otros, dejarlos tanto respirar como partir, abrirles la puerta y dejar la casa a su disposición como a su indisposición, es natural, es como aquella flor creciendo en el cemento, es como la tormenta desatándose irremediablemente y enseñándonos que se trata de amar los días como son y tomar lo mejor de ellos. Hacer foco sobre la luz nos mantiene constantemente iluminados, adivino que podrás imaginar lo que pasa si el foco lo ponemos sobre las sombras… Pero no confundir tampoco, no hacer foco sobre las sombras no significa negar la existencia de ellas; bien sabemos que si algún día el sol te asfixia vas a necesitar de ellas para resguardarte de aquel calor y si ellas no existieran tampoco podría existir la luz como tal, del mismo modo que hemos aprendido que no existiría ni la vibración sonora madre de no existir el silencio.

En tus manos todo, en tus manos Dios. La energía que utilizas en desear que el mundo cambie, mejor utilizada sería si estuviera puesta al servicio de cambiar al mundo por ti mismo, empezando desde vos.
Sabés bien que las cuentas van y vienen y que los números, por más exactos y controlables que parezcan, están más ligados al azar que a la certeza (paradójicamente). Querer controlar lo que no se puede controlar es lo que te enajena, porque intentás correr el curso de lo natural e inevitable y esto va a ser, siempre, una fuerza por encima de la tuya.
Debés aceptar el mundo como es para poder mejorar las condiciones de tu estadía en él y así será, porque las condiciones para el bienestar están dadas para todo aquel que se deje llevar por el pulso natural.
Crecerás, entonces, como esa flor en el cemento…

miércoles, 18 de agosto de 2010

Cruces de sal


Y es así, que me digas que va a llover y entonces yo no dudo en salir a caminar... Es andar esa arboleda de eucaliptos fieles mil veces y nunca cansarme, es esa imagen del cielo gris y las hojas en movimiento, la humedad, la siempre sedienta tierra, los sauces esperando por llorar, los brazos al son de la brisa, la brisa al tiempo del atardecer, el frío anidándose en el abrigo, la miel en la boca, la atracción de siempre, la tormenta al fin. Es el eje donde gira, el tiempo que lo mira, la espina tan cristiana, el ego, las huellas no borradas, las alas perfumadas, la imagen prometida, la vos estremecida del aire cielo al llover, es toda la canción. Ya llovimos mentiras mejores, inundamos los ojos por dentro y por fuera, buscamos refugios, hundimos los barcos, izamos las velas, llovimos tormentas y hoy cruces de sal… Hoy que vemos que no escampa, cruces de sal. Hoy que no han faltado brazas, cruces de sal. Aunque el agua nos aplasta, cruces de sal



Este post estuvo durmiendo desde hace unos meses en el borrador, hoy lo reencontré y dije: "quizás a alguien le venga bien...". Así que acá lo dejo nomás, haciendo de las suyas como si tuviera vida propia.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Presencias

…y la ruta se detuvo. Lentamente tu rostro fue dándole forma a un paisaje nuevo, un día nuevo, un sol más. La apertura de tus ojos modifica la realidad entera, la tersura de verba aterciopelada, la existencia natural por sobre las maquetas de estatuas hiladas (viejas, tristes y oscuras marionetas sin voluntad (¡claro, si! Eso de pobre los que no tienen voluntad)), el apetito y la alimentación armonizados, beber solo el agua necesaria para sacias verdaderamente la sed verdadera, saber cual es el vino que mejor sabe y brindar con el por placer, la dosis necesaria para volar sin aterrizajes forzosos, el silencio en la palma del alma como una completa expresión de saciedad absoluta, sanadora, equilibrada y diáfana.

Y la ruta se detuvo y la vista panorámica de un campo abierto se amaneció ante los ojos, quizá no había donde escapar entonces. El placer de la incertidumbre se funde con un escalofrío de temor, haciendo temblar las piernas (vaya a saber uno si de parálisis o de deseos de salir a correr la libertad real…) y tengo la sensación de que antes, era yo igual a un perro que corre tras su cola. Tal vez, entonces, la decisión fue sentarse un segundo en el suelo a observar, y fue una decisión casualmente acertada, porque también yo era camino de alguien así y objeto de transformación, porque del mismo modo que cada palabra cambia la realidad para siempre, se agita el infinito mar de las almas con determinadas presencias.
Así son ciertas asistencias…

domingo, 8 de agosto de 2010

Que sea mejor (fragmento)


Que tu boca me sepa a vino barato

y yo sepa encontrar algo en ella.


Que la estrella que me guía no se de vuelta,
que no pierda el olfato jamás.


Que pague una fortuna por un beso,
que me apueste la vida en una timba,
que me suba a un tren sin saber donde va.


Que el rumbo sea no tener rumbo
y que el camino sea a contramano,
que lo sepamos andar…

Y si es posible, si aún es posible:
Que sea mejor…

lunes, 2 de agosto de 2010

Ángel de los desamparados





Donde estés
Donde un vientre ocupés
Donde cruces esa línea una vez
Donde sientas caricia maternal
Donde muerdas de su mano el calor…

 
Donde corte el frío
Donde abraces una ausencia
Donde grises cálidos resguarden tus latidos…


Se acercará esa luz
Solo un placebo más
Verás su mano entrar, ahí, profundo


Baila en la noche, ángel de los desamparados
Mueve los brazos espantando a la muerte
Besa tu alma y la marca para siempre
Raya la calle y ves su huella eternamente.
 
 
Canciones frías de la sierra...

martes, 20 de julio de 2010

Cableluz

El siguiente es un post bien largo. Quizá demasiado largo para mi blog.

Y ya que hago, esta vez, la excepción de publicar algo más largo de lo habitual, también voy a hacer la excepción de explicar un poco de que viene la mano, con la esperanza de profundizarle el viaje a quien lo lea.
La joda es así: ya varias veces, venía surgiéndome la idea de contar imágenes que se me ocurrían al escuchar música, sobre todo determinadas veces en las que lo que sonaba era instrumental y lo que se percibía excedía la “realidad ordinaria”. Historias que dejo que se vayan hilando tras la primer imagen inconciente que se me aparece en la cabeza, capturo un cuadro y lo dejo desarrollarse libremente, sin pensar en el camino que va a tomar, ni en ninguna estructura en particular. Más adelante me di cuenta que esto me pasaba también con la música cantada, con letras, solo que para esto debía dejar de lado la concepción simbólica del lenguaje, por momentos y alejarme de los indicios culturales de las letras, simplemente tomar las palabras como una energía más que me llena de sensaciones y desarrollar la imagen codificada que mi ser devolvía de este estimulo.
Entonces, esto es eso. Tomé una canción de Cielo Razzo que me gusta mucho y me trae muchas imágenes, la puse en marcha, robé la primer imagen inconciente, pero clara, que mi cabeza devolvió al estimulo y dejé que se desarrolle una historia apartir de eso, sin reparar en ningún tipo de estructura.
Recomiendo entonces, leer el texto e inmediatamente después escuchar la canción que adjunto debajo, hacer el camino inverso al mío, o eso es lo que deseo. Ojalá tengan un buen viaje.






El próximo diluvio los vuelvo a ver…

Un vago de mil caravanas







Cableluz


El día que me trajeron, apenas entré me metieron en la sala de cirugía, me sentaron en una silla, me pusieron un trapo en la boca, ataron mi cabeza hacia atrás con un cinturón de cuero, me vendaron los ojos con un trapo mojado, luego sentí un gran dolor debajo de la garganta, justo sobre el esternón y perdí el conocimiento.
Desperté aquí, en esta habitación donde vivo hace ya muchos años, al despertar no había otra cosa en el mundo que pudiera percibir más que un dolor inmenso en todo el cuello y el pecho, no había lugar en mi existencia para otra cosa que no fuera ese dolor, me apoyé las manos y recorrí lentamente la zona, con miedo a descubrir algún hueso que saliera hacia fuera, roto; tenía la sensación de que estaba todo fracturado, apenas podía respirar; cuando llegué a la parte superior de mi pecho, justo debajo de mi garganta, me di cuenta de que el dolor provenía de allí y entonces recordé toda la escena de mi llegada hasta el momento en que me desvanecí. Apresurado, pero con cuidado, lleve mi manos hacia el sitio del dolor y al poyar mis dedos me sorprendió sentir un pedazo de metal, volví a recorrer la zona una y otra vez con la sospecha de que estaba desvariando, pero siempre sentía lo mismo: un aro de metal, de aproximadamente dos centímetros de diámetro y que en su centro se extendía hacia adentro de mi pecho… (¿?). Abrí los ojos entonces y no vi nada, negro, negro, todo negro… Temí estar ciego y me desesperé, pero unos segundos más tarde, encontré una línea de luz amarillenta y fina que se trazaba por debajo de mi escena y lentamente entendí que estaba en un lugar oscuro, en donde se filtraba un pequeño has de luz artificial por debajo de la puerta. Intente incorporarme para acercarme hasta la puerta y no lo logré, entonces me invadió una angustia sin medida y comencé a llorar. Lloré sin consuelo durante largo rato, por horas. Frente a mis ojos, la luz se fue haciendo un poco más clara y más intensa pero demasiado escasa como para que yo pudiera ver nada dentro de la habitación, entendí que había amanecido y aparentemente la puerta estaba frente a un ventana que daba al este por donde el sol salía, porque a medida que el tiempo transcurría el has de luz debajo de la puerta se hacía más pequeño aunque seguía siendo de luz natural, concluí que era la luz del sol que a medida, que se elevaba cruzando el cielo y quedando sobre el techo del lugar donde estaba y por eso disminuía la intensidad de la luz.
Al cabo de dos días no había oído siquiera una voz. El dolor en mi pecho disminuyó y empecé a sentir mis piernas aunque no lograba ponerme en pie, todavía. No entendía que era lo que había en mi pecho, pero mi confusión era tal que no me importaba mucho, estaba sucio, mojado y temblando, no sabía si de frío o que… Tenía una manta gruesa encima que olía a tierra vieja y humedad, estaba desnudo y sentía la boca seca como un manojo de cal. (…)
Al tercer día, unos minutos después de que amaneciera, sentí el ruido de una puerta que se abrió a unos metros de mi habitación y unos pasos que se detuvieron a unos pocos metros de la puerta por donde se filtraba mi has de luz y comenzó una conversación que no llegaba a oír bien, entre tres personas aparentemente. Los pasos volvieron a andar, en dirección hacia mi habitación, se detuvieron frente a la puerta, se escucho el ruido de un llavero en movimiento, un pasador que se corrió, la puerta cedió a la presión externa con un ruido húmedo y se abrió de par en par con una luz que me encegueció. Tres personas se acercaron a mí, antes de que pueda decir nada me ataron un trapo en la boca y me echaron la manta en la cabeza, me levantaron del piso y me arrastraron hacía afuera de la habitación y luego por un pasillo largo y frío, unos veinte metros; entramos a un cuarto que olía a amoníaco y humedad, me echaron sobre un sillón de cuero y metal grande y entonces sentí un golpe de puño en la boca del estomago que me dejo sin aire y enseguida otro en la sien que me noqueó y me alteró todas las percepciones de los sentidos. Me quitaron la manta de encima y enseguida pusieron una venda en mis ojos o algo así, me ataron las manos y los pies con cintas de cuero. Hubo un momento de silencio y quietud y luego una mano tomo fuerte mi pelo llevando mi cabeza hacia atrás por sobre el respaldo del sillón y pude reconocer acomodándose en mi cabeza el mismo cinturón de cuero que unas noches atrás.
Casi un silencio de segundos, luego unos sonidos extraños, sentí que alguien se acercaba a mí y luego el atragantado horror de que algo de metal entraba en el aro de metal sobre mi esternón; quise insultar, pero ya no pude. Luego escuche una voz que dijo: “En marcha” y un torbellino doloroso atravesó todos mis sentidos, trasladándome a otro lugar, otra percepción, otra tristeza más profunda.
Apenas sentí un susurro suave de arenas en los oídos, entonces abrí los ojos y te vi acercarte hacia mí corriendo, detrás de ti, los relámpagos del miedo y la persecución intentaban alcanzarte peleando por moverse en aguas negras y brillantes que se abrían tras tus pasos como un corte de navaja en medio de un desierto blanco y negro. Intenté levantarme para ir a tu encuentro y no lo logré, vos aceleraste el paso y de un salto te pusiste de rodillas frente a mí cuerpo desvalido, me acariciaste la cabeza, tomaste con tus dos manos mi cara y lloraste desconsoladamente apoyando tu frente contra la mía. Al cabo de unos segundos suspiraste profundo y tomaste aire como para decir unas palabras, entonces levante mi vista y ahí te encontré; me sorprendieron como siempre; tus dos pupilas de luna y tu rostro sin piel… Me dijiste: “No te preocupes, te llevo conmigo”.
Cruzamos interminables dunas, yo siempre en tus brazos y los ruidos de los lobos detrás. Recuerdo que en ese momento pensaba que no habría mejor forma de morir que en tus brazos, que si había un aroma que hubiera querido llevarme a la eternidad era precisamente ese, el de tu piel transpirada de sal. No había, entonces, dolor más placentero. Al alcanzarnos la noche hiciste un refugio con piedras y encendiste un fuego. Mi cuerpo estaba cada vez más deteriorado por las descargas, apenas podía mantener los ojos abiertos. Sin embargo, al verte, tan blanca y cuidadosa conmigo, acompañándome hasta lo que yo percibía que era el fin, podía entender que esa no era la peor tortura y que lo que sucedía era parte del camino que andábamos, que amarte era así, que nada por fuera de eso era mejor… Lloré de todos modos, vos te sentaste frente a mí y me dijiste: “Todo va a estar bien, no te va a suceder nada. Es solo tu cuerpo, tu alma sigue intacta”.Sentí una descarga más y el corazón a punto de pararse, sentí deseos de irme, tuve la sensación de no poder resistir otra descarga. Me tomaste las manos fuertes, te mire y me dijiste, “ese cuerpo está muerto, mantente tranquilo…” y llevándote el dedo índice de tu mano derecha a los labios me hiciste el gesto de silencio.
Te pusiste de pie, dijiste algunas palabras en un idioma que no entendí, te quitaste tus ropas de guerra y se desato un viento feroz y compañero. Bailaste tu danza de invocación sin quitarme los ojos de encima. Desde el piso pude ver a las estrellas bailar contigo aquella noche, el viento cantando para ti, la muerte deteniéndose un segundo, la pureza toda en un lugar.
Apoyaste tu mano sobre mi herida y con el viento soplándote por encima me dijiste que debías marcharte y que yo debía hacer lo mismo. Besaste por última vez ese cuerpo y desapareciste con la arena. No lloré la despedida, cerré los ojos y me quede para siempre, alegremente, del lado del dolor.


jueves, 15 de julio de 2010

Maktub


Soy un alma pendenciera de la noche que arrebata desafíos a los temerosos porque si. Soy un tipo que se aburre si la luna es siempre de noche, si las voces solo hablan, si este frío se le pasa al abrigarse y nada más… Soy un viejo estafador que inventa sueños en silencios, que planta acuáticas en el desierto, habla de brujas en los pueblos y tornados por llegar, solo para ver nacer el vértigo en las pieles dormidas. No es extraño entonces lo que pasa: esto de que me encante que juegues a la ruleta rusa con mi boca, de que solo el sonido alejado de tus pasos acercándote me de tantas ganas salir corriendo como de ir a encontrarte. Que un labio húmedo de muerte pueda ser la bala del final o el suspiro de seguir vivo (aunque sin saber por que), que al esperar una caricia sepa que puedo ser rasguñado, que al penetrar en tu cuerpo pueda que sea la última vez, que las palabras que tengo quizá no te digan nada y así entonces quede mudo para siempre, que de tu boca solo salga ruido… Es un riesgo que asumo con placer. Que si el tiempo no alcanza o es demasiado, que si las luces se apagan y nos cierran el bar, que si garuba finito, si los buitres y tus piernas, si las hormonas en primavera, si no me alcanza para la apuesta y si es que pierda quien mierda paga, si por la noche las lobas llaman o si me dicen que todo puede pasar… Seguro que todo eso puedo pasar, todo el tiempo y en cualquier lugar, que si me quedo en casa encerrado para cuidarme se me cae el techo encima y entonces de que carajo valió tanta precaución. Por esta vez vamos a pensar que todo esta escrito y que esto tenía que ser así (maktub le decíamos, no?). Me juego lo que no tengo a esta tirada, no se jugar de otra manera… Y si amanezco boqueando como pescado afuera del agua, ya veremos de que se pinta en cielo entonces.


Va con bonus track... ;)

domingo, 11 de julio de 2010

Naturaleza en flor


Todo lo que cruza la melancólica ventana, apenas queda humo en el aire, apenas entra luz y es bello así. La lentitud del tiempo es la velocidad de los sentimientos, la luminosidad de un día gris es aquello que se enciende dentro del pecho con la capacidad de iluminar cualquier penumbra. Si tan solo encontrara el modo de trasmitir lo que puedo sentir en cualquier momento y de que se entienda y de hacer entender que se debe trasmitir… que si esto creciera en cadena alrededor del mundo, si dejáramos que la vida sea y encontráramos la belleza en cada detalle… Entonces estaríamos salvados de nosotros mismos y no habría que ocuparse de intentar ser feliz, porque la felicidad es algo que naturalmente atraviesa la existencia.

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si no creyera en lo más duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro

si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida

si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que quede
si no creyera en lo que lucha




Asi suena mi casa en esta mañana gris...





miércoles, 7 de julio de 2010

Perderse y encontrar



Y si ahora ya no quedan guerras por ganar (por lo menos en este territorio)… Habrá que encontrar el ritmo de la paz, poner los pasos al tiempo de las hojas del otoño que ha perdido la oscura gracia de la tristeza para pasar a pintar una cálida escena de hogar, habrá que dejar morir la maleza, habrá que dejar hojas secas en el sendero y seguir. Si las curvas nos alejan tras sierras de las horas de ciudad, habremos de saber que la ruta es sabia y que, este y solo este, era el camino. Si luna es buena, si la noche es un abrazo de lucidez, si se corto una cuerda y el vacío era mucho mejor que pender de allí, si corto mi cara y ahora luzco una bella cicatriz, si acabó la noche y amanece con el alba algo mejor, si quedó el silencio y ahora el sonido lo elijo yo, si quedé cegado y resulta que ahora veo mucho más, si en canciones tristes aprendimos a escribir mucho mejor, si la boca seca, que ha sabido de la sed, bebe sorbos de placeres cada vez… Son los días, siempre saben donde van.

lunes, 28 de junio de 2010

El valle de los astros


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Cara, luz y una vertiente matinal;
partículas en el aire.
Humo, gota de rocío, un leño;
sóplale y encandilece.



Piel silencio, crece, vuelve a amanecer.
Un refugio entre los brazos.
Boca en flor, brotes inundan la función,
sol nativo y natural.



Vieja ruta solitaria y proyección,
atardeceres sin tiempo.
Vuelta al valle de los astros…
Esta vez, no me dejes perder,
no me dejes caer…





Agua clara,
Bienvenida…




Piel de luna, aroma cuero, un candil.
Y la noche al derramarse.
Tercer ojo, miedo y proximidad;
sopla viento y no se apaga.

Puerta y vuelvo a entrar,
recorrido vertebral.
Donde voy estás,
flores en el pedregal.



Vieja ruta solitaria y percepción,
atardeceres de encuentros.
Vuelta al valle de los astros…
Y esta vez, no me vuelva a perder,
No me vuelvo a caer…
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miércoles, 23 de junio de 2010

Un infinto susurrar de silencios



Honestidad brutal dijimos… Entonces.

Fue esa puerta que se abrió, justo ahí, en el medio del desierto, donde tantas caras buscan una mirada en donde reflejarse, donde las manos de desintegran en la oscuridad y la divina comunión de los cuerpos no es más que el despreciable acto de comer para llenarse el estomago.
Decía, que venía camino de la nada hacia el nirvana y tropecé con un estanque del que beber. En donde beber no era solo quitarse la sed. Que desandé el sendero con la mirada y amé cada espina clavada por haberme puesto precisamente allí. Que no pude más que dejarme refrescar por aquel agua tan pura, que valoro su pureza y su frescura porque he visto en el camino lo difícil que es conservar lo natural y que beberla y dejar que me abrace es poner en orden los factores, es encontrar ese sol al final del camino de aquel cuadro.
Andaba de besares sofocados como labios que se secan en arenas, pura sal y, cuando en la boca todo era desesperanza, nunca me hubiera enterado lo que es que algo deveras te sepa bien de no haberme cruzado con esos ojos como faros en la tormenta.
Todo así: mis ojos que se abren junto a mis brazos y tu boca entrañando un infinito susurrar de silencios en donde suspirar alivios y placeres, viajando del mar al cielo entre pupilas transparentes. La secuencia infinita del reposo compartido y el abrazo abrasador de la penumbra iluminándose, mientras la noche, una vez más, se hace corta y todavía queda tanto por hacer.
Honestidad brutal dijimos, así sea.

jueves, 17 de junio de 2010

Lejanía

     

  Desde el miedo: Nota 2

Lejanía se escribía con la letra transparente, se escribía sin parar. Se escribía y se olvidaba, se olvida de lo escrito, pero siempre estaba ahí, esa letra que no vemos y, así, sin poder borrar, se aparece con susurros en la oscuridad. Y yo, que siempre tuve la palabra libertad enredada en los labios, me descubro dependiente de un abismo no sé que… Y yo, que siempre tuve el sueño deseo ahí bailando entre las manos, dando miedo de temer… No todos los días son malos, más aún: (para no ser tan cruel) te contaré que la gran mayoría de los últimos han estado justo en la vereda de enfrente de aquellos, pero los hay malos también, y (como ya te conté en otro episodio) cuando duelo, duelo; se me enredan las ideas, en cierto momento me detengo a pensar en alguna cuestión y las cuestiones dentro de ella y los resultados de estas cuestiones, y lo que pasaría con estos resultados y la tristeza que me provoca y lo que pasa cuando me pongo triste, y lo que se desencadena cuando pasa lo que pasa cuando me pongo triste y llega un momento que ya no sé ni cual era la raíz de asunto y … - ¡mierda!- Que mal me siento.



A veces canto y ya, es como vomitar cuando uno esta mal del estomago, solo que saben mucho mejor las canciones al salir de la boca que la comida de hace un rato. Pero ese un remedio que se debe encarar rápidamente, porque si ya hace mucho rato ando como ángel arrastrando las alas mojadas y sucias, lo más probable es que el ánimo no me alcance para agarrar la guitarra y entonces las cosas se ponen peligrosas.


En estos últimos meses y producto de mi soledad, aprendí que, cuando estoy así, es mejor quedarme solo, al menos un rato, que soy bien infeccioso cuando algo anda pudriéndoseme por dentro y mucho más si no tengo idea de porque. Ahí viene otra vez El Loco Angustia arrastrando las patas sobre el rocío del pasto de un invierno porvenir, con su morral de cuero, clavando puerta por puerta esos pasquines de mierda, y lo peor de todo es que no se porque a pesar de que es un flor de hijo de puta (o por lo menos el trabajo que le toca, lo convierte en eso (yo sospecho que lo hace con vocación)) este tipo, medio que me cae bien. Decía: por lo menos por un rato, es mejor estar solo que tratando de poner las razones de mis quilombos sobre las caras que se me cruzan. Aprendí que no todos lo días uno anda como el orto y sin soportarse, siquiera, a uno mismo y claro: de este modo, mucho menos soporta a los demás, y después, cuando uno vuelve a estar de buenas quiere golpear la puerta de los que quiere para pasar a tomar un mate o que ellos se la golpeen a uno y entonces no es bueno andar espantándolos cuando uno anda de malas.


Pienso: las broncas… como que la gran mayoría de las veces son con uno mismo. La lejanía es un abismo interior. Las letras se dejan tipear (gracias a Dios), aún cuando uno anda de culo y quizá al leerse, uno se ve y se acerca al menos un poco. Así que escribo y comparto, quizá a alguno le sirva esta triste experiencia. E.B. diría: “La mejor compañía para estados de ánimo peligrosos…”


Nota: Eligí poner una imagen bonita para que este post no sea una completa mierda... o quizá porque es la que debía ir, como si desde siempre hubiera tenido claro lo que veo en ella. Ya no lo sé...

miércoles, 16 de junio de 2010

Soltar los dados




Desde el miedo-Nota 1


Sur y el cuadro de la mueca enloqueciéndose, mago en mis fisuras, santo que me curas la crueldad. Dado antiguo que se arroja de una jaula transparente y tus dientes desde siempre masticándome. Las moscas sobrevolando las heridas, sus patas apenas que me infectan e infecto ellas, mucho más, de mal vivir. Vuela un sueño y dinamita realidad, vibra el peso y lo explosivo, lo que das. Las palmas, las calmas, las palomas, la luz. La siesta, la yerba, tu espectro, mi virtud. Mi miedo, los daños, la flor, el amanecer. La espina, los rastro y ayer.


Cama nueva y la lujuria se escapó, filo ciego la belleza de tu vos, ángel arte y ratán, las maderas y los cardos, los espermas, ese árbol, la imagen del salitral y la curva que se cierra sin dejarme ver que sigue detrás de ella. Es un buen segundo para detenerse (piensa mi lado fatal), es un augurio perfecto (dice, tan puro, mi lado vital) y, soltando la cuerda, apenas desciendo desde el infierno hasta la luz y ya veo en los reflejos, una vez más, mis heridas tan profundas como el pozo que alcance. Trepar, si: trepar el descenso a tu imagen y, mientras, me cubro los hombros que no pueden más. Trepar: soltar esa cuerda inocente, beber, sorbo a sorbo, de un rojizo manantial. Trepar y caerme parado, buscarme y verme asustado, un paso a la vez, me esperás.


Tu espera y mi sueño, extender la mirada, besar ese miedo de ayer. Apenas nostalgia, se cierran las puertas, se abre un camino a seguir.

lunes, 14 de junio de 2010

Todo cuadro y sus andanzas




Acá lo importante es la imagen…


Te preguntarás si la imagen final, la primera, la que veo, la que ves, la que vieron o la que verán.
La imagen te digo, la imagen que se crea al sumar las imágenes. La imagen de lo que puedas imaginar y que nunca hubieras podido imaginar si no hubiesen existido antes todas las anteriores.

Hay más en el cuadro de lo que puedes ver”

Disfrutemos del resultado al menos.


martes, 8 de junio de 2010

Todo por abrir


Sabés, sé muy bien, no se descansa en este tiempo.


Si florecen dulces no hay que desaprovechar,


y si arrebatan unos brillos a tus ojos:


no volver la vista,


hay algo primero.


En medio del río no te podes distraer…






Y sabés, hay un pulso que galopa acá en mis venas,


siempre anda tentando con desviar un poco un pie.


Y de vez en cuando ceba tanto que me enciende:


no puedo evitarlo,


sabe seducirme,


Entre paso y paso se apodera de mi voz…






Y no me digas nunca que se ha terminado el juego,


yo siento la llama siempre ardiendo tras de mí.


Son tantas palabras que aún no has escuchado,


Nada está cerrado, está todo por abrir.






Parte una mentira, natural y dolorida.


Ando bien sonriente si la gente me hace bien.


o armo entre mis manos un refugio pa’ mi boca:


cultura de cruces que traen los días.


No puedo mentirte, también me hace sonreír…






O quizá un acorde pueda cambiarme la vida,


la naturaleza de un sonido acá en la piel.


O tal vez sus brazos puedan venir a abrazarme


y descubrir todo, verme en un engaño…


Y solo deseo, sigas respirando ahí.






Y no me digas nunca que se a terminado el juego,


yo siento la llama siempre ardiendo tras de mí.


Son tantas palabras que aún no has escuchado.


Nada está cerrado, está todo por abrir.


En homenaje a aquella puerta que un día se abrió y deseando no deje de ir abriendo otras a su paso, una trás otra... Todas las que allá por abrir.