lunes, 28 de junio de 2010

El valle de los astros


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Cara, luz y una vertiente matinal;
partículas en el aire.
Humo, gota de rocío, un leño;
sóplale y encandilece.



Piel silencio, crece, vuelve a amanecer.
Un refugio entre los brazos.
Boca en flor, brotes inundan la función,
sol nativo y natural.



Vieja ruta solitaria y proyección,
atardeceres sin tiempo.
Vuelta al valle de los astros…
Esta vez, no me dejes perder,
no me dejes caer…





Agua clara,
Bienvenida…




Piel de luna, aroma cuero, un candil.
Y la noche al derramarse.
Tercer ojo, miedo y proximidad;
sopla viento y no se apaga.

Puerta y vuelvo a entrar,
recorrido vertebral.
Donde voy estás,
flores en el pedregal.



Vieja ruta solitaria y percepción,
atardeceres de encuentros.
Vuelta al valle de los astros…
Y esta vez, no me vuelva a perder,
No me vuelvo a caer…
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miércoles, 23 de junio de 2010

Un infinto susurrar de silencios



Honestidad brutal dijimos… Entonces.

Fue esa puerta que se abrió, justo ahí, en el medio del desierto, donde tantas caras buscan una mirada en donde reflejarse, donde las manos de desintegran en la oscuridad y la divina comunión de los cuerpos no es más que el despreciable acto de comer para llenarse el estomago.
Decía, que venía camino de la nada hacia el nirvana y tropecé con un estanque del que beber. En donde beber no era solo quitarse la sed. Que desandé el sendero con la mirada y amé cada espina clavada por haberme puesto precisamente allí. Que no pude más que dejarme refrescar por aquel agua tan pura, que valoro su pureza y su frescura porque he visto en el camino lo difícil que es conservar lo natural y que beberla y dejar que me abrace es poner en orden los factores, es encontrar ese sol al final del camino de aquel cuadro.
Andaba de besares sofocados como labios que se secan en arenas, pura sal y, cuando en la boca todo era desesperanza, nunca me hubiera enterado lo que es que algo deveras te sepa bien de no haberme cruzado con esos ojos como faros en la tormenta.
Todo así: mis ojos que se abren junto a mis brazos y tu boca entrañando un infinito susurrar de silencios en donde suspirar alivios y placeres, viajando del mar al cielo entre pupilas transparentes. La secuencia infinita del reposo compartido y el abrazo abrasador de la penumbra iluminándose, mientras la noche, una vez más, se hace corta y todavía queda tanto por hacer.
Honestidad brutal dijimos, así sea.

jueves, 17 de junio de 2010

Lejanía

     

  Desde el miedo: Nota 2

Lejanía se escribía con la letra transparente, se escribía sin parar. Se escribía y se olvidaba, se olvida de lo escrito, pero siempre estaba ahí, esa letra que no vemos y, así, sin poder borrar, se aparece con susurros en la oscuridad. Y yo, que siempre tuve la palabra libertad enredada en los labios, me descubro dependiente de un abismo no sé que… Y yo, que siempre tuve el sueño deseo ahí bailando entre las manos, dando miedo de temer… No todos los días son malos, más aún: (para no ser tan cruel) te contaré que la gran mayoría de los últimos han estado justo en la vereda de enfrente de aquellos, pero los hay malos también, y (como ya te conté en otro episodio) cuando duelo, duelo; se me enredan las ideas, en cierto momento me detengo a pensar en alguna cuestión y las cuestiones dentro de ella y los resultados de estas cuestiones, y lo que pasaría con estos resultados y la tristeza que me provoca y lo que pasa cuando me pongo triste, y lo que se desencadena cuando pasa lo que pasa cuando me pongo triste y llega un momento que ya no sé ni cual era la raíz de asunto y … - ¡mierda!- Que mal me siento.



A veces canto y ya, es como vomitar cuando uno esta mal del estomago, solo que saben mucho mejor las canciones al salir de la boca que la comida de hace un rato. Pero ese un remedio que se debe encarar rápidamente, porque si ya hace mucho rato ando como ángel arrastrando las alas mojadas y sucias, lo más probable es que el ánimo no me alcance para agarrar la guitarra y entonces las cosas se ponen peligrosas.


En estos últimos meses y producto de mi soledad, aprendí que, cuando estoy así, es mejor quedarme solo, al menos un rato, que soy bien infeccioso cuando algo anda pudriéndoseme por dentro y mucho más si no tengo idea de porque. Ahí viene otra vez El Loco Angustia arrastrando las patas sobre el rocío del pasto de un invierno porvenir, con su morral de cuero, clavando puerta por puerta esos pasquines de mierda, y lo peor de todo es que no se porque a pesar de que es un flor de hijo de puta (o por lo menos el trabajo que le toca, lo convierte en eso (yo sospecho que lo hace con vocación)) este tipo, medio que me cae bien. Decía: por lo menos por un rato, es mejor estar solo que tratando de poner las razones de mis quilombos sobre las caras que se me cruzan. Aprendí que no todos lo días uno anda como el orto y sin soportarse, siquiera, a uno mismo y claro: de este modo, mucho menos soporta a los demás, y después, cuando uno vuelve a estar de buenas quiere golpear la puerta de los que quiere para pasar a tomar un mate o que ellos se la golpeen a uno y entonces no es bueno andar espantándolos cuando uno anda de malas.


Pienso: las broncas… como que la gran mayoría de las veces son con uno mismo. La lejanía es un abismo interior. Las letras se dejan tipear (gracias a Dios), aún cuando uno anda de culo y quizá al leerse, uno se ve y se acerca al menos un poco. Así que escribo y comparto, quizá a alguno le sirva esta triste experiencia. E.B. diría: “La mejor compañía para estados de ánimo peligrosos…”


Nota: Eligí poner una imagen bonita para que este post no sea una completa mierda... o quizá porque es la que debía ir, como si desde siempre hubiera tenido claro lo que veo en ella. Ya no lo sé...

miércoles, 16 de junio de 2010

Soltar los dados




Desde el miedo-Nota 1


Sur y el cuadro de la mueca enloqueciéndose, mago en mis fisuras, santo que me curas la crueldad. Dado antiguo que se arroja de una jaula transparente y tus dientes desde siempre masticándome. Las moscas sobrevolando las heridas, sus patas apenas que me infectan e infecto ellas, mucho más, de mal vivir. Vuela un sueño y dinamita realidad, vibra el peso y lo explosivo, lo que das. Las palmas, las calmas, las palomas, la luz. La siesta, la yerba, tu espectro, mi virtud. Mi miedo, los daños, la flor, el amanecer. La espina, los rastro y ayer.


Cama nueva y la lujuria se escapó, filo ciego la belleza de tu vos, ángel arte y ratán, las maderas y los cardos, los espermas, ese árbol, la imagen del salitral y la curva que se cierra sin dejarme ver que sigue detrás de ella. Es un buen segundo para detenerse (piensa mi lado fatal), es un augurio perfecto (dice, tan puro, mi lado vital) y, soltando la cuerda, apenas desciendo desde el infierno hasta la luz y ya veo en los reflejos, una vez más, mis heridas tan profundas como el pozo que alcance. Trepar, si: trepar el descenso a tu imagen y, mientras, me cubro los hombros que no pueden más. Trepar: soltar esa cuerda inocente, beber, sorbo a sorbo, de un rojizo manantial. Trepar y caerme parado, buscarme y verme asustado, un paso a la vez, me esperás.


Tu espera y mi sueño, extender la mirada, besar ese miedo de ayer. Apenas nostalgia, se cierran las puertas, se abre un camino a seguir.

lunes, 14 de junio de 2010

Todo cuadro y sus andanzas




Acá lo importante es la imagen…


Te preguntarás si la imagen final, la primera, la que veo, la que ves, la que vieron o la que verán.
La imagen te digo, la imagen que se crea al sumar las imágenes. La imagen de lo que puedas imaginar y que nunca hubieras podido imaginar si no hubiesen existido antes todas las anteriores.

Hay más en el cuadro de lo que puedes ver”

Disfrutemos del resultado al menos.


martes, 8 de junio de 2010

Todo por abrir


Sabés, sé muy bien, no se descansa en este tiempo.


Si florecen dulces no hay que desaprovechar,


y si arrebatan unos brillos a tus ojos:


no volver la vista,


hay algo primero.


En medio del río no te podes distraer…






Y sabés, hay un pulso que galopa acá en mis venas,


siempre anda tentando con desviar un poco un pie.


Y de vez en cuando ceba tanto que me enciende:


no puedo evitarlo,


sabe seducirme,


Entre paso y paso se apodera de mi voz…






Y no me digas nunca que se ha terminado el juego,


yo siento la llama siempre ardiendo tras de mí.


Son tantas palabras que aún no has escuchado,


Nada está cerrado, está todo por abrir.






Parte una mentira, natural y dolorida.


Ando bien sonriente si la gente me hace bien.


o armo entre mis manos un refugio pa’ mi boca:


cultura de cruces que traen los días.


No puedo mentirte, también me hace sonreír…






O quizá un acorde pueda cambiarme la vida,


la naturaleza de un sonido acá en la piel.


O tal vez sus brazos puedan venir a abrazarme


y descubrir todo, verme en un engaño…


Y solo deseo, sigas respirando ahí.






Y no me digas nunca que se a terminado el juego,


yo siento la llama siempre ardiendo tras de mí.


Son tantas palabras que aún no has escuchado.


Nada está cerrado, está todo por abrir.


En homenaje a aquella puerta que un día se abrió y deseando no deje de ir abriendo otras a su paso, una trás otra... Todas las que allá por abrir.