miércoles, 11 de agosto de 2010

Presencias

…y la ruta se detuvo. Lentamente tu rostro fue dándole forma a un paisaje nuevo, un día nuevo, un sol más. La apertura de tus ojos modifica la realidad entera, la tersura de verba aterciopelada, la existencia natural por sobre las maquetas de estatuas hiladas (viejas, tristes y oscuras marionetas sin voluntad (¡claro, si! Eso de pobre los que no tienen voluntad)), el apetito y la alimentación armonizados, beber solo el agua necesaria para sacias verdaderamente la sed verdadera, saber cual es el vino que mejor sabe y brindar con el por placer, la dosis necesaria para volar sin aterrizajes forzosos, el silencio en la palma del alma como una completa expresión de saciedad absoluta, sanadora, equilibrada y diáfana.

Y la ruta se detuvo y la vista panorámica de un campo abierto se amaneció ante los ojos, quizá no había donde escapar entonces. El placer de la incertidumbre se funde con un escalofrío de temor, haciendo temblar las piernas (vaya a saber uno si de parálisis o de deseos de salir a correr la libertad real…) y tengo la sensación de que antes, era yo igual a un perro que corre tras su cola. Tal vez, entonces, la decisión fue sentarse un segundo en el suelo a observar, y fue una decisión casualmente acertada, porque también yo era camino de alguien así y objeto de transformación, porque del mismo modo que cada palabra cambia la realidad para siempre, se agita el infinito mar de las almas con determinadas presencias.
Así son ciertas asistencias…

2 comentarios:

Gabriela dijo...

En esas prescencias q nos asisten deberíamos fijar nuestra atención.

Y que nos ilumine!

Espérame en Siberia dijo...

¡Luminosas como la presencia de tu foto!

Besazos :D