martes, 15 de septiembre de 2009

Rumbo







Hay un silencio que nos cubre en esa voz de la desgracia como cuadra en nuestra rabia este dolor.
La distancia de la esencia es una pieza que no puedo ya bailar y las miradas que me siguen, sé, me piden algo mas.
Ya no tengo en estas manos esa brújula dormida de los tiempos, que en generaciones y atracones de hambrientos me despisto.
En los vientos de las costas se vislumbra la mañana con sabor y el latir del bajo vientre que descansa, ahora, a mi lado es un claro documento del camino que se abrió.

Se que el tiempo del dolor no ha terminado, si el susurro suspirado hace tiempo sigue siendo pesadilla de este sueño vagabundo que soñé…
Al final de las palabras nos esperan las amarras por caer y la vista alucinada ve latidos que ni en sueños ha soñado, y allá voy!

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