miércoles, 19 de agosto de 2009

La suerte y la gota


Una espacio placidamente oscuro, algunos rayos de los luz misteriosos que se filtran estratégicamente, una mesa pequeña de madera cruda, un diminuto frasco-gotero sobre ella, un cuerpo parsimonioso y aplomado que se mueve con firmeza.
Toma el frasco con sus manos, lo sacude una vez y espera paciente que se detenga el líquido divino que allí dentro se guarda, lo sacude otra vez y eleva frasco hasta la altura de sus ojos para verificar si la espuma que bulle allí dentro es, una vez más, exactamente la que quería lograr… Satisfecho del resultado, acaricia el cuerpo de la pequeña botella y dirige sus dedos hacia su parte superior, una respiración profunda y desenrosca el gotero, con la mano derecha lo eleva en el aire frente a su pecho; otra respiración profunda y presiona con sus dedos la dócil goma dejando caer una minúscula gota súper transparente. Allí, un metro debajo de su mano, esperando y sin saber, una enérgica esfera celeste levita… Lentamente, muy lentamente, cae la gota en dirección perfecta al cuerpo celeste dejando a su paso una fina línea luminosa y a medida que se acerca a su destino va su forma transitando por todos los colores. Apenas antes del contacto él exhala un aire brujo y se agita en remolinos nuestra esfera celestial. Sus ojos se inundan de brillo (él siempre adoró este juego), el liquido impacta en la esfera y esta muestra una imagen nueva una vez más, acerca sus ojos buscando el lugar preciso del impacto, esboza una sonrisa y se aleja sin más. Más tarde volverá a jugar.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Y que bueno es jugar!
Prometes magia, y como corresonde a los magos...muchos ojos tratando de descubrir...de descubrirte.
Fantastic!!!