miércoles, 23 de junio de 2010

Un infinto susurrar de silencios



Honestidad brutal dijimos… Entonces.

Fue esa puerta que se abrió, justo ahí, en el medio del desierto, donde tantas caras buscan una mirada en donde reflejarse, donde las manos de desintegran en la oscuridad y la divina comunión de los cuerpos no es más que el despreciable acto de comer para llenarse el estomago.
Decía, que venía camino de la nada hacia el nirvana y tropecé con un estanque del que beber. En donde beber no era solo quitarse la sed. Que desandé el sendero con la mirada y amé cada espina clavada por haberme puesto precisamente allí. Que no pude más que dejarme refrescar por aquel agua tan pura, que valoro su pureza y su frescura porque he visto en el camino lo difícil que es conservar lo natural y que beberla y dejar que me abrace es poner en orden los factores, es encontrar ese sol al final del camino de aquel cuadro.
Andaba de besares sofocados como labios que se secan en arenas, pura sal y, cuando en la boca todo era desesperanza, nunca me hubiera enterado lo que es que algo deveras te sepa bien de no haberme cruzado con esos ojos como faros en la tormenta.
Todo así: mis ojos que se abren junto a mis brazos y tu boca entrañando un infinito susurrar de silencios en donde suspirar alivios y placeres, viajando del mar al cielo entre pupilas transparentes. La secuencia infinita del reposo compartido y el abrazo abrasador de la penumbra iluminándose, mientras la noche, una vez más, se hace corta y todavía queda tanto por hacer.
Honestidad brutal dijimos, así sea.

3 comentarios:

Gabriela dijo...

Leer esto me produce una profunda alegría...

Verte en el paisaje me emociona, es así!

Uhhhhh!!! Delicioso. Delicioso.
Cómo me gusta leerte así!!!!!

Gracias lindo!
BELLISIMA LA FOTO!!!!

Besos

Mely dijo...

...las cosas que nos encontramos cuando menos lo esperamos....


...bonito texto :)

Rosa dijo...

Parece que ya está algo más cerca ese día en el que dejarás de fumar, no?? Besossss