sábado, 29 de mayo de 2010

Viaje del miedo


Un estrecho caer de aguas de todo el día. Un flojera añeja, una pasión mal dispuesta, una línea de silencio, un espectro de mi centro, un gemido de mi miedo, una búsqueda profunda, una goma a la pretextos, soledad. Abro los ojos, estiro las manos, hay humedad. Pienso los pasos, siento los pesos, veo los rastros y sé que la guerra es así.


Temo, porque de eso se hizo el hombre para sobrevivir. Miro el cristal de mi vida y en colores veo los días escapándose sin más, es sentir que falta el aire, el sentir tan fuerte el hambre, es una necesidad. Abro la puerta entonces y dejo caer mi alma sobre cristal y, al leerme él, me leo yo y entonces todas las estaciones pasan frente a mi ojos y me abrazo de un árbol al viento que luego me quema, más tarde me llena de ojos y por fin se hunde en la tierra desapareciendo y yo derivando entre la historia a toda velocidad me amanezco de culo sobre un lodazal inmenso pero con la certeza de que la dirección es hacia allá. Me seco las lágrimas entonces y así se pinta mi rostro de barro y ocasión, mis zapatos están insoportablemente sucios y mojados, así que me los quito y descubro el placer del barro escurriéndose entre los dedos de mis pies; decido entonces quitarme las ropas ya que están mojadas y entre el viento y el frío considero que mejor es estar desnudo, digo: que desnudo todo se siente mucho mejor y si he de emprender un viaje en el que voy a morir o al menos una parte de mí lo va a hacer, supongo que a la hora de encontrarse con la bella dama, antes de darme pista, puede que me marque a fuego con su lengua de lujuria hemorrágica (… Y aunque la muerte le aterraba pensó, que si la pálida dama llegaba, no desperdiciaría la ocasión de ver que tal besaba, diría Joaquín…) y aunque así no fuera mi suerte, que me lleve desnudo, que de vivo siempre así he preferido estar.


En el cruce del espacio siento el cuento de la vida lloviznar, las anclas y los laureles comparten un mismo espacio al punto de que algunas veces pensé que todo estaba escrito, mas con el tiempo fui notando que cada día habría más y que no alcanza con solo una vida para triunfar o fracasar todo lo que uno cree o los que es necesario como para retirarse antes de tiempo. El camino del florecer es largo y pedregoso, las mejores humedades están justo ahí, en el lugar más alejado adonde uno puede llegar, ese es el lugar más cercano de todos, precisamente dentro de uno mismo. Yo soy la variable de mi vida y por lo tanto del mundo, yo soy la mano que debe poner en sintonía esta emisora y dejar una señal nítida, una marca real, subirme a mis botas y andar mi camino, digo…


A través del cristal veo los seres llegar al mundo, rasos… veo sus rostros perfectos, sus almas santas, sus pieles calmas, su sexo sano, su estrella en paz y un prontuario espiritual de buenas y malas que le dan más o menos nivel de vuelo, pero que todos, todos vivimos en el aire, eso lo puedo asegurar. La transparencia es tal y la vida es tan extraña que la permeabilidad y la pureza siempre juegan a disposición de las malas intenciones. Ya vemos, más blanco es más fácil se mancha… y los lugares inadecuados y las batallas ajenas y las mutilaciones espontáneas siempre encuentran a los que andan de búsqueda (que casualidad!!!). Es como así: una linga pende al cielo y, debajo de ella, un balancín descontrolado esta intentando ser equilibrado por una mona inmensa y enloquecida que cada tanto se distrae con una mosca que metal que sobrevuela una herida putrefacta en su cola. Así las cosas…


Sin embargo, uno es uno. A pesar de todo, no hay nada más pesado que mi propia mirada. Hago las cuentas entonces, de una vez por todas y después de haberles esquivado insistentemente y me descubro, tal y como lo pensaba, en deuda… A ser sincero, pensé que debía más. Así que, aunque las finanzas mundiales se vengan a pique, me pongo en la labor necesaria como para dejar mi deuda en cero; no porque no me guste deber, sino porque estoy en planes de construir y no quisiera que nadie tenga la posibilidad de venir a rematar lo que voy a levantar con tanto esfuerzo… Ahí vamos.



4 comentarios:

Rosa dijo...

No hay nada como partir de cero para comenzar a construir.
Ánimo y fuerza!!

Besos

Gabriela dijo...

Y me queda la fuerza para construir, desde nuestra propia verdad.
ünico lugar.

Anónimo dijo...

No me faltes nunca...que haria sin tu huella?...YNC

Espérame en Siberia dijo...

Exacto: uno es uno, tal y como es. Mejor disfrutarnos, digo yo.

Muchos besos.