lunes, 24 de mayo de 2010

Frecuencia

Frecuencia disimula los golpazos de la vida, con la trucha desplegándose en mil dientes corazón, con la mano apretujada contra mí. Suena a tango y sonreír, que vivir de amores idos es, además de triste, escribir y escribir se parece bastante a la felicidad. Frecuencia, nos regala un regreso al callejón donde, triste, nuestras almas encendieron el fogón de los esperanzados y el gran plan de nuestra huida por el monte del olvido doloroso de los rastros de raíces de raíces que debimos olvidar. Repetimos un desierto en cada esquina y semillero de mil luces, arrastramos los fantasmas discapacitados de la vieja soledad, auguramos una estrella que al caer desvanecería la nostalgia y la tímida sensación de no poder llegar. Abrir el cofre que se esconde en lo más profundo de nuestros pechos fue fluir como el agua de la inundación, fue encontrar una pulmonada de éxtasis, un bebedero sin sal, un sueño que no se había muerto aún. Frecuencia respira entre nosotros, con dos ojos niños brillantes que nos piden llevarla de paseo, que inspiran al respeto y a la dignidad. Frecuencia cuenta historias bellas de una vida que todavía no ha vivido y a nosotros se nos hace que ha venido con saber. Los regalos estaban, no habíamos caído sin nada y era hora de despertar. Los caminos de tierra por donde huimos serán los atajos, las vías rápidas de nuestro digno mercado en expansión, de nuestra vuelta a la conciencia, al buen sabor. Frecuencia está latiendo como un ángel salvador. No dejemos de escucharla entonces.



2 comentarios:

Espérame en Siberia dijo...

Hágase su voluntad :)

Gabriela dijo...

Resulta entonces un pequeño tesoro. Mejor si la sentimos ahí!