viernes, 25 de marzo de 2011

En otras manos

 


Todavía algunos ojos,
todavía algunos brazos,
todavía algunas vidas,
sin retorno a su lugar.

Todavía algún silencio,
todavía ese dolor
todavía la mentira.
Sin poderse encontrar.

Todavía en otras manos,
todavía no sabés.
Todavía se te espera,
se te sueña, se te cree.

Todavía esas viejitas,
treinta y cinco años después.
Todavía están buscando
cuatrocientos nietos más.



Cada veinticuatro de marzo en este bendito país se conmemora en día de la Memoria.
Con la última dictadura militar, además de treinta mil detenidos desaparecidos y seiscientos cincuenta muertos en la guerra de Malvinas, unos quinientos niños perdieron su identidad producto de la apropiación ilegítima por parte de los dictadores. Fueron robados no solo de los brazos o los vientres de sus madres, sino también de su propia historia y la de toda sus familia.
Al día de hoy, se han encontrado ciento dos. Todavía se espera encontrar a los otros cuantrocientos.

  

                Los que quieran


Se buscan tus ojos marrones de almendro
tus ojitos verdes tus ojitos negros
se busca la gracia que quiebre el secreto
se busca en la nieve el calor de un lucero

se buscan olores, bostezos y risas
mentones espaldas montones de brisas
se busca llenar un lugar que está hueco
se busca tocar lo que se ama en silencio

se ofrece madera a quién pudiera
y que quieran los que quieran

se buscan tus brazos tus fardos de huesos
la misma mirada los mismos consuelos
se busca quien vista el vestido de ella
se busca quién calce perfecto en la huella

se buscan tus dientes ay si vos supieras
qué lindo reía qué lindo que era
se busca la idea del mundo de él
se busca la fuerza que debés tener



martes, 15 de marzo de 2011

Memorias de la tristeza



La copa desde abajo se ve perfecta, es cristal de transparencia distorsionada debajo de la luz amarillenta brillante. La escena es perfecta. Es esa parte dulce de la tristeza, el lugar en donde uno se acuesta para dejarse morir, al menos por un tiempo. Memorias de la tristeza. Símbolos del perdón. El momento preciso en que se produce la rajadura desde la parte superior hacia la base. 



jueves, 3 de marzo de 2011

Las cosas tienen movimiento

Muevo apenas los dedos por encima del mundo, sé que me traigo un poco de todos. Algunas veces exagero y juego a que miro por la ventana  de los demás, entonces tengo la sensación de, casi, poder sentir como ellos y me siento absoluto, completo, conectado. El mundo es, a veces, un puño que nos asfixia y otras veces un prado que nos reúne, eso lo sé y es por eso que todavía le prendo velas a las tumbas de las historias, por es que venero la suave resaca de lo mal bebido además de aquello que dichosamente me quito la sed.
Me cuesta, a veces, hacerme a las rutas sin rumbo fijo, sin embargo cada vez que lo hago descubro que tengo un lugar en ese lugar que no es ningún lugar; probablemente sea mi lugar, mi morada eterna. Puede que sea por esa certeza inconfundible que me invade el temor cuando un paisaje prometedor se avecina (siempre pienso que la palabra avecina es genial…), puede que tenga en claro que si esa imagen algún día toma la firme decisión de seducirme de un  vez y para siempre, lo más probable es que no me pueda separar de ella y de esa manera correría el riesgo de ser terriblemente feliz para siempre... ¿Cómo podría permitirme semejante bajeza?
Pero me veo en vos y en vos y en vos y otras veces en mi voz… Algunas veces con más fortuna que otras y otras con menos suerte que algunas veces, pero me veo y, aunque trato de no tenerlo en cuenta, sé que me ves y sé que todos sabemos que esta trama se teje así: vos es mis manos, yo en tus ojos, ella en tus labios, alguien que piensa, algo en la piel… Y cuando menos lo esperamos dos palabras cruzaron el mundo y… quien sabe? Quizá salvaron una vida.
Lo dejo fluir entonces, te dejo llegar y voy hacia vos, también. No sé donde vamos, no me preguntes donde te voy a llevar. La verdad es que todavía no tengo claro quien lleva a quien. Solo tengo claro que las cosas tienen movimiento y la angustia no es más que no poder aceptar ese fenómeno imposible de detener. Nada es tuyo, nada es mío, nada es de nadie… Y, aunque te parezca mentira, eso es lo mejor que tenemos.


Por cierto... Gracias a Mirta Pagano por permitirme usar su cuadro para ilustrar mi texto!!!
Es sarcasmo, claro... (todo menos lo de "gracias"")